A qué edad deben los niños tener un móvil: consejos de seguridad para familias
La pregunta a qué edad deben los niños tener un móvil aparece en casi todas las conversaciones familiares cuando los hijos se acercan a la adolescencia. La decisión no es sencilla: un teléfono puede ser una herramienta de comunicación y seguridad, pero también abre la puerta a distracciones, riesgos digitales y exposición a redes sociales.
No hay una edad universal que sirva para todas las familias, pero la experiencia demuestra que la mayoría de los niños recibe su primer móvil en torno a los 12 o 13 años, justo cuando empiezan a moverse con más independencia.
La edad más habitual: entre los 12 y los 13 años
A esta edad los menores suelen quedarse solos en casa por ratos, desplazarse sin compañía a actividades o ir con amigos sin supervisión. Un teléfono móvil facilita que los padres puedan localizarlos y que ellos tengan un canal de emergencia.
También coincide con otro factor clave: a partir de los 13 años, muchas plataformas permiten abrir cuentas en redes sociales, lo que genera presión entre iguales y el famoso “todos mis amigos ya tienen móvil”.
Aun así, cada familia debe valorar su situación: algunos prefieren esperar a los 15 o 16, mientras que otros se adelantan a los 9 o 10 si el niño ya se mueve solo en su barrio o acude a actividades sin adultos.
Nueva ley en España sobre móviles y menores
En los últimos años, España ha aprobado una Ley Orgánica para la protección de los menores en el entorno digital, que marca un antes y un después en la forma en la que los niños y adolescentes se relacionan con la tecnología. El propósito de esta normativa es ofrecer más garantías a las familias y reforzar la seguridad de los más jóvenes frente a los riesgos de internet.
Las medidas más relevantes son:
- Todos los móviles, tabletas y dispositivos similares deberán incorporar de fábrica un sistema de control parental gratuito, pensado para que los padres puedan gestionar y limitar el uso de manera sencilla.
- La edad mínima para que un menor autorice el uso de sus datos personales en redes sociales o servicios digitales pasa de 14 a 16 años.
- Las plataformas online tendrán que implantar mecanismos eficaces de verificación de edad, con el fin de impedir el acceso a páginas o contenidos no apropiados.
- Los colegios estarán obligados a fijar normas concretas sobre el uso de dispositivos electrónicos, tanto dentro del aula como en las actividades organizadas fuera de ella.
- La sanidad pública incorpora protocolos de prevención y detección de adicciones digitales en las revisiones pediátricas, junto con campañas de sensibilización dirigidas a familias y adolescentes.
Con esta ley, la decisión de cuándo dar un móvil a un hijo deja de ser una cuestión exclusiva de cada familia y pasa a apoyarse en un marco legal que impulsa el uso responsable del móvil en niños y adolescentes.
Cómo saber si tu hijo está preparado
Más allá de la edad, hay señales que indican si un niño puede asumir esta responsabilidad:
- ¿Cuida sus cosas o las pierde con frecuencia? Un menor que todavía no sabe gestionar sus pertenencias puede no estar preparado para un dispositivo valioso. Aquí es importante enseñarles a ser responsables, igual que hacemos con otros hábitos, como prevenir incidentes de seguridad en casa como la pérdida de llaves.
- ¿Es capaz de limitar el tiempo de pantalla sin discusiones constantes?
- ¿Ha mostrado madurez para gestionar conflictos con amigos o compañeros?
Si la respuesta es negativa, quizá convenga retrasar la compra o empezar con dispositivos más sencillos.
Opciones según la etapa
Hoy en día, los padres no tienen que saltar directamente al smartphone completo. Existen alternativas intermedias:
- Relojes inteligentes con GPS (7–11 años): permiten llamadas básicas y geolocalización. Son ligeros, fáciles de llevar y evitan la tentación de redes sociales.
- Teléfonos infantiles (9–13 años): parecen smartphones, pero están diseñados con limitaciones de descarga y navegación. Incluyen opciones de control parental y menos distracciones.
- Smartphone con control parental (a partir de 13 años): un móvil completo que se configura con apps de control parental para vigilar tiempos, contactos y contenidos.
Enseñar el uso responsable del móvil en niños
El primer teléfono debe ir acompañado de normas claras:
- Establecer horarios de uso y zonas libres de móviles en casa (comedor, dormitorios).
- Crear un contrato familiar con reglas básicas y consecuencias.
- Predicar con el ejemplo: si los padres usan el móvil sin medida, será difícil pedir responsabilidad a los hijos.
El papel del control parental
Las aplicaciones de control parental permiten:
- Supervisar contactos y apps instaladas.
- Limitar el tiempo de pantalla.
- Detectar señales de ciberacoso o contenidos dañinos.
No se trata de invadir la privacidad, sino de dar acompañamiento progresivo hasta que los adolescentes aprendan a gestionar solos la seguridad digital en el hogar.
Riesgos de un acceso precoz
Un móvil demasiado pronto puede acarrear problemas:
- Mayor riesgo de ciberacoso.
- Distracciones escolares y peor concentración.
- Dependencia de pantallas y afectación del sueño o la salud emocional.
Por eso conviene avanzar por etapas, combinando educación digital y dispositivos adecuados.
Seguridad digital y seguridad en el hogar: un mismo reto
Un mal uso del móvil no solo afecta al menor: también puede exponer datos sensibles de toda la familia, como la ubicación de la vivienda, las rutinas o la ausencia en vacaciones.
De hecho, compartir cierta información en redes sociales puede dar pistas a desconocidos. Conviene conocer también las señales que indican que tu vivienda puede estar siendo vigilada para proteger tanto lo digital como lo físico.
La protección familiar debe contemplar ambos frentes: educar en el uso seguro de la tecnología y reforzar la seguridad del hogar.
Cómo tomar la decisión en cada familia
No hay una fórmula mágica: cada familia debe decidir cuándo entregar el primer móvil, valorando madurez, responsabilidad y el nuevo marco legal en España. Lo que sí está claro es que la tecnología debe ir acompañada de normas, educación y herramientas de supervisión.
Y al hablar de seguridad, no podemos olvidar la protección del hogar. Además de cuidar la vida digital de los hijos, contar con una alarma para casa de ADT garantiza una protección completa: verificación 24/7 desde la Central Receptora de Alarmas, aviso directo a la policía o a emergencias médicas si es necesario, cámaras con acceso remoto y una app para controlar la vivienda en todo momento. A ello se suma un servicio de ciberseguridad que protege también la vida digital de tu familia y tu negocio.